«La música es la taquigrafía de la emoción» dijo León Tolstoi. Emociones, sentires y vivencias. Lo que nos marca, nos moldea, nos deja huellas.
El magnífico Javier Calamaro es quien se sube hoy a esta sección (todo un honor para nosotros) para brindarnos pinceladas de esas vivencias que lo marcaron a fuego.
Acompáñennos en esta parada del viaje, un viaje donde la música es la protagonista indiscutida.
HRSR: ¿Cuándo y cómo fue tu primer contacto con la música o el arte? ¿Qué sensaciones guardás de aquél momento?
J.C: Mis primeros contactos con la música vinieron de la mano de mi hermana Eve, 22 años mayor que yo. Ella también es música y musicoterapeuta.
En ese momento estaba en pareja con Carlos Núñez Cortés, pianista de Les Luthiers, entonces yo vi la gestación de ese grupo hermoso de artistas enormes cuando todavía se llamaban I Musicisti; o sea, incluso antes de llamarse Les Luthiers.
Tengo unos recuerdos vagos de ellos ensayando en la casa de mi familia. Yo dormía en el living y ellos ensayaban ahí.
Después de eso tengo imágenes más concretas de cuando mi papá me llevó al Luna Park a ver a Carlos Santana en su primera visita al país.
Eso fue más fuerte y me llevó a que empiece a juguetear con la música; pero que yo recuerde, las primeras canciones con letra y música las hice recién a los 11 años.
Recuerdo claramente todos los primeros conciertos que vi. Mi memoria de esa época, hasta el año 75, sólo se remite a eso.
Los conciertos de mi hermana también eran muy fuertes porque ellos hacían folklore pero estaban proscritos por el gobierno de López Rega.
Recuerdo puntualmente un concierto en San Telmo, en un lugar que era una especie de sótano, donde paró un Falcon de esa época y tiraron bombas de gas lacrimógeno mientras estábamos todos adentro.
Yo era muy chiquito y fue un contacto con la música muy fuerte, me ayudó a tener a la música como un referente de algo revolucionario y contestatario.
HRSR: ¿Cuándo y cómo viste reflejado en concreto tu primer sueño con la música?
J.C: En la escuela primaria tenía un mejor amigo llamado Julián Benjamín y recuerdo un concierto que hicimos para amenizar el cumpleaños de su hermanita menor.
Yo tenía 11 años en ese momento. Ya teníamos canciones propias, incluso había una que era una especie de oda al punk. Era el año 77, yo ya escuchaba a los Sex Pistols.
En el cumple eran todos nenes de 8/9 años y por supuesto los chiquitos casi se mueren de un infarto, por suerte tenían corazones fuertes.
Una de nuestras canciones era una versión de De Nada Sirve, donde cantaba todo el tiempo la misma estrofa y el resto eran todas un homenaje a los Pistols y al punk en general. Así empezó mi carrera musical.
HRSR: ¿Qué conservas de aquella experiencia?
J.C: De esa experiencia conservo un recuerdo muy chistoso. También me quedo con que esas cosas atrevidas que uno hace, sabiendo que no le está faltando el respeto a nadie, van a ser lindos recuerdos para acompañarlo a uno toda la vida.
HRSR: ¿Cuándo sentiste que la música marcó tu vida, la cambió o te salvó?
J.C: Yo estoy casado con la música, desde siempre y de por vida. No siento que me haya salvado, sino que siempre fui esto.
Puedo hacer un montón de cosas más y de hecho hago cosas tratando de convencerme de que lo necesito, pero la verdad es que la música por sí sola me completa.
Siempre me acompañó, siempre me salvó la cabeza ante cada golpe de la vida. Siempre tuve la música ahí para reflejarme.
Nunca caí tan bajo con drogas, ni con depresiones, o con violencia de ninguna clase.
Si tuviese que enumerar las pequeñas cosas por las cuales la música le dio sentido a mi vida no podría hacerlo, serían infinitas. Casi todos los días agradezco por esta vida que tengo como músico, como artista.
HRSR: Tres canciones que marcan momentos importantes de tu vida.
J.C: In My Life de Los Beatles. Rubber Soul fue el primer disco que me compré e incluye esa canción, de las primeras que me marcó.
Garufa, cantado por Alberto Castillo. Imitando su voz empecé a cantar con pasión, a los 9 años.
La versión de Troilo con la voz del Polaco de La última curda (de Troilo y Castillo). 20 años después del primer tango que canté, este tango fue la puerta a un universo de lírica, música y sentimientos enormes. Entrega total al interpretar. Componer lo que jamás hubiese imaginado.
HRSR: A quienes recordas que ya no están, que te hayan dejado una enseñanza en este camino. Y a quienes que sí están querés homenajear en este momento.
J.C: Spinetta y Pappo, los que no están. Lo quiera o no, siempre los homenajeo, casi como un acto reflejo. Pero soy mucho de homenajear y mi lista es enorme (abarca desde Pichuco hasta Bowie).
De los vivos creo que quisiera alguna vez homenajear a Andrés. Tiene canciones preciosas y eternas.
HRSR: ¿Dónde están tus sueños hoy? ¿Hacia dónde viajan?
J.C: No soy mucho de sueños, más bien de metas. Planes que a veces parecen utópicos pero termino cumpliéndolos. Persevera y triunfarás sería mi lema.
Me propuse cantar bajo el agua, volando en parapente, escalar el Aconcagua, hacer canciones de las que me sienta orgulloso, tener hijos hermosos, un programa de TV con familia y amigos, tantas cosas importantes y locas. Todo lo vengo cumpliendo.
«La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor; sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso.» Franz Liszt.
Por: Susana Galarza.
Agradecemos a Diego Perri por la gestión de la presente nota, y a Javier Calamaro por sumarse. Para mi un sueño cumplido.
Podés ver a Los Guarros en su despedida del año este viernes 23 de Diciembre en Lucille. Toda la info en nuestra agenda: https://agendaynoticiashagamosruidosomosrock.wordpress.com/2022/12/22/los-guarros-y-su-despedida-del-2022-en-lucille/
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