CABRERO. Circus Bar 20.10.2018

Por Sebastián G. Ruiz Díaz.


No fueron más que amenazas las vertidas por un cielo cubierto durante casi todo el sábado y no sería hasta las primeras horas del domingo que la lluvia nos haga recalcular cualquier plan posible.

De esta manera cerca de las 23 horas se abrieron las puertas de Circus Bar, emplazado en una zona de San Justo donde conviven al menos tres conocidos lugares donde el under tiene su lugar, motivo por el cual debería haber mucha más gente de la que había en los alrededores, pero el rock evidentemente no es ajeno a la situación social y económica del país.

Apenas pasada la media noche los encargados de abrir fueron los – ya conocidos a esta altura – Mad Dog, quienes salieron literalmente a prender fuego el escenario y cumplieron con creces con ese objetivo.

Banda que ya lleva un largo tiempo en la ruta, se despacharon con un repertorio de 11 temas mayormente de su autoría entre las que pudimos escuchar “Bluesman”, “Forajido”, “Dios del asfalto”, “Huestes” y algunos ajenos como “Concierto para ellos” de los españoles Barón Rojo, “Sin Ley” de KZ4, banda de la cual formó parte Martín Knye, guitarrista de MD y “Ruedas de Metal” de Riff, en la que – pie en monitor – el encargado de las seis cuerdas nos regaló a los asistentes un solo de viola para el recuerdo.

Catalogarlos de nueva banda estaría a esta altura fuera de contexto ya que hace tiempo que se los ve sobre todo muy activos y tocando, cuestión que para un músico es primordial.

Restaría poder tener un material más fresco y completo, si bien tienen subidas a las diferentes redes algunas de sus canciones, a la hora de verlos en vivo se escuchan riffs y melodías que están pidiendo a gritos entrar en oídos que luego los transformen en manos en alto y gritos de batalla frente al escenario.

Mucha remera de la Cabrero entre el público asistente, casi me animaría a decir que hasta en mayor porcentaje que cualquier otra.

Un pequeño descanso para ajustar los últimos detalles, las pocas luces que estaban encendidas se apagaron y comenzó a sonar “Refugio”, instrumental que a su vez abre Inquebrantable placa debut que los trajo luego de mucho tiempo de trabajar a presentarla oficialmente.

Con la última nota de esa guitarra en solitario se abrió el telón y un machaque furioso de guitarra dió lugar a “La tribu de los tiempos” dando como primera muestra un quinteto muy ajustado. “Lejos de todo estarás” y “Antiguos legados” siguieron en el setlist y cabe destacar la impecable voz de Marto Lavignolle. Más allá de lo ajustado del comienzo es muy difícil que una voz, que siempre está rozando con lo extremo, en vivo se la escuché tan nítida. Gran trabajo.

Misma voz que trajo – un poco más aplacada – las primeras palabras de agradecimiento para con todos los que hicieron posible una fecha tan especial.

Llegaron “Más allá de mis sombras”, “Inquebrantable” y “El camino hacia el final”donde apoyadas en una base pareja de bajo y batería, las dos guitarras podían hacer de las suyas, machacando, colocando arreglos y hasta desarrollando melodías en conjunto que fluían naturalmente. “Muerto en vida” fue el elegido para cerrar la primer parte del show.

No más de 10 minutos de parate y el momento para invitar al escenario a casi la totalidad de Mad Dog y hacer la inmortal “Aces of Spades”, de los legendarios Motörhead, a la cual de vuelta en formato Cabrero le pegaron “Victimas del Vaciamiento” de Hermética.

Destacable el poder escuchar dos clásicos de esa talla en la noche, pero entendiendo perfectamente el motivo que nos llevó a Circus los asistentes queríamos más Cabrero y así fue que se completaron en la totalidad las canciones del disco a presentar con “Presagio”, “Cabrero” y “De un Horizonte” a puro metal, del clásico, del nuevo, con galope, cambios de tempo, distorsionado y hasta limpio.

Porque el metal también vive en una guitarra con cuerdas de nylon como la de “Refugio”, que otra vez disparada desde la consola daba por cerrada una velada que sin dudas habrá sido muy esperada para los muchachos de Cabrero.

El deseo se hizo realidad, apuntalado por supuesto por un enorme trabajo.

Trabajo que cabe destacar se vio claro sobre el escenario con una banda que está para cuestiones grandes sin lugar a dudas, trabajo que también se vio reflejado en la organización de la fecha, que no dejó detalle suelto sin importar el tamaño del evento demostrando estar capacitados en conjunto para transitar los caminos que sea necesario transitar para llegar a donde deseen llegar.


Agradecemos a Cabrero y Matías Pérez la invitación al evento, y a Gonzalo Funar por la gentileza de la cobertura fotográfica.

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